Quería dedicar una entrada a una
de mis canciones favoritas, una canción que tengo en mi móvil y que suelo
escuchar a menudo. Me atrevo con una canción fuera del listado porque va acerca
un tema que no se recoge en éste y al que deberíamos dedicar un momento de
reflexión. Un tema que un día me tocó de cerca.
Y es que estoy cansada de ver en el Telediario noticias
sobre otro accidente en la carretera, las recomendaciones de la DGT y las
campañas de sensibilización no valen o es que los conductores no le hacen ningún
caso a las normas de circulación. Creo que no somos consientes de que el coche
es una máquina y nosotros no.
Lo importante es llegar, no cuando. Todo, en la mayoría de
las ocasiones, por no ir a una velocidad adecuada, no ir en las condiciones
optimas para conducir por haber bebido. Y no es que pongan en peligro sus
propias vidas las personas que conducen de forma imprudente o bajo los efectos
del alcohol u otras sustancias, lo peor es que igualmente ponen en peligro la vida
de las personas que viajan con ellos y la de otros conductores, peatones,
ciclistas,… que nada tienen que ver con ellos y que hacen las cosas de forma
correcta. Como le ocurre a la protagonista de la canción, ella había hecho lo
correcto, había hecho una promesa, la había cumplido, pero alguien en su lugar
no lo hizo.
Son muchísimas las vidas truncadas, las ilusiones y sueños
rotos por una imprudencia, por fatalidad y por mala suerte. Padres, hijos, demás
familiares y amigos que pierden a sus seres queridos, vidas que quedan huérfanas
y rotas por el dolor, en una incomprensible fatalidad del destino.
Sé que es difícil pero, si ponemos un poco de nuestra
parte, podemos conseguir que cada vez hayan menos accidentes de tráfico.
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