domingo, 4 de mayo de 2014

Coltán IV

Son muchos los motivos tanto regionales e internacionales que han propiciado y fomentado el conflicto en el Congo por la lucha por el poder político y económico, y a los recursos naturales existentes en una de las zonas del planeta con más riquezas naturales, pero con los índices de desarrollo más bajos del mundo. 

Después de la independencia, debido a la inestabilidad política, las provincias de Katanga y Kasai del Sur se separaron con el apoyo de Bélgica, por el interés de los belgas en seguir controlando la gran riqueza minera del Congo. Ante esto, el gobierno de Patrice Lumumba recibió ayuda de la Unión Soviética con el objetivo de recuperar las provincias apoyadas por Bélgica. De este modo, la política del Congo, desde su independencia quedó interferida y sometida, a intereses de terceros países en la gran riqueza del país en recursos naturales.

Los principales grupos armados en los enfrentamientos en el este del país se autofinancian a través del comercio de minerales. Minerales como el coltán necesarios para la fabricación de teléfonos móviles, entre otros productos de consumo masivo a nivel mundial.

En 1999 el Consejo de Seguridad de la ONU creó la Misión de Mantenimiento de la Paz en la RDC (MONUC). La MONUC cuenta con 17 mil soldados y policías así como 2700 civiles en todo el país encargados de supervisar el desarme, a partir de los acuerdos de paz de 2002, de las fuerzas involucradas en la guerra, respaldar un proceso electoral democrático y fiable, facilitar la repatriación, reasentamiento y reintegración de las personas desplazadas y proteger a la población civil. A pesar de todo, en las elecciones que se celebraron en 2006 y ganó el Presidente Joseph Kabila, Jean Pierre Bemba negó la legitimidad de los comicios. El nuevo gobierno pidió a los grupos armados desmovilizarse y unirse a las Fuerzas Armadas Congoleñas (FARDC), propuesta de fue negada por parte de estos grupos.

Los rebeldes fueron acusados de violaciones, matanzas arbitrarias y desplazamientos sistemáticos de civiles; frente a lo cual el Gobierno detuvo su acción. Nkunda respondió cambiado el foco de sus ataques hacia las FARDC. En agosto de 2008, Nkunda atacó bases militares y áreas que se encontraban bajo protección de la misión de paz de las Naciones Unidas.

Los acuerdos de paz de 2002 y la presencia de cascos azules no han contribuido a estabilizar la zona. Así, la provincia de Kivu Norte ha sufrido una escalada de violencia en 2008, al acordar los gobiernos ruandés y congoleño lanzar una operación conjunta contra los rebeldes del FDLR.

Los acontecimientos de finales de 2008 en Kivu Norte y sus consecuencias han determinado el escenario que a día de hoy encontramos en las tres provincias de principal atención para este proyecto: Kivu Norte, Kivu Sur y Orientale. 

La operación Kimia II, que comenzó en 2009, pretendía desarmas por la fuerza a las unidades restantes del FDLR en su radio de acción en la provincia de Kivu Sur. Aunque muchos afirman que se trata de un mero cambio de manos: al frente de las minas estarán los miembros del FARDC en lugar del FDLR, sin que cambie la situación de vulnerabilidad y explotación de la población civil.

Diferentes ONG así como agencias humanitarias han expresado su preocupación por las represalias del FDLR contra las poblaciones locales. Los soldados del ejército congoleño participantes en la misión Kimia II, no hicieron distinción alguna entre combatientes y civiles en sus ataques a aldeas y comunidades. Como consecuencia de las acciones perpetradas por el ejército congoleño se ha generado un importante aumento de las víctimas civiles, dejando miles de muertos y generando un espeluznante aumento de las violaciones sexuales dirigidas a mujeres y niñas. En noviembre de 2009, MONUC retiró la ayuda que ofrecía a ciertas unidades de las Fuerzas Armadas congoleñas ante la fundada base de que violaban los derechos humanos de los civiles.

Aunque no son la causa que dio origen a la violencia, los recursos naturales han alimentado el conflicto en gran medida. Los principales grupos armados y sus aliados se enfrentan por el poder político, se han valido de estos recursos naturales como forma de financiación y fuente de lucro. Así la violencia el Congo es una guerra de recursos, una guerra por el control de la región Este, rica en yacimientos naturales de oro, diamantes, cobre, cobalto, casiterita y coltán, y bosques de rica madera. 

La extracción del coltán tuvo su apogeo en 2000, incrementando la inestabilidad preexistente en el este de Congo y llevando la violencia a los niveles más altos. Durante el boom del coltán, el abandono masivo de la agricultura por el trabajo en las minas dio lugar a una importante crisis alimentaria caracterizada por la escasez de alimentos básicos autóctonos, como la harina de yuca.

Entre finales de 2006 y mayo de 2009, sólo en Kivu Norte se movilizaron 1,8 millones de personas. Además ha habido frecuentes reportes de personas armadas asesinando civiles, destruyendo propiedades, cometiendo delitos de violencia sexual, y violación de las leyes humanitarias y de derechos humanos. 

Cuando se redujo la demanda de coltán, los productores se pasaron a la casiterita, a menudo disponible en los mismos lugares. Este metal se utiliza para fabricar desde latas hasta placas de circuitos de equipos electrónicos.

En este entorno surgieron los llamados “señores de la guerra”, que disputan al Estado el poder, constituyendo ellos mismos, un nuevo poder político, económico y militar que controla una parte determinada del territorio nacional. Su legitimidad procede del respaldo que reciben de sus clanes o grupos étnicos o religiosos, y del control que ejercen sobre la economía, la extracción y comercialización de recursos naturales y el contrabando de los mismos.


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