Es
una canción de crítica hacía la discriminación que sufren muchas mujeres por el
simple hecho de ser eso, mujer. Son diferentes formas de discriminación que limitan
nuestros derechos y libertades. Todo ello debido a un conjunto de estereotipos
y prácticas sexistas que desvalorizan lo femenino y a las mujeres. El problema
está profundamente arraigado en creencias sobre el cuerpo y la sexualidad de
las mujeres que se traducen en deberes que ellas deben cumplir por naturaleza
en la familia y en la sociedad. De igual forma, la discriminación contra las
mujeres se encuentra en el efecto que el trabajo doméstico impone sobre su
tiempo y las pocas, a veces, oportunidades que tienen para acceder al mercado
laboral u ocupar puestos de representación pública. Asimismo, también nos
encontramos con las situaciones de violencia física y/o psicológica que muchas
mujeres sufren en sus propias casas.
A
pesar de todo esto, de estas crueles situaciones; la canción también nos lanza
un poco de esperanza, de alegría, porque no todo es discriminación e intolerancia, es por ello
que le pide: “Pero no dejes de ser la niña que abraza todo lo que hay en sí. Pero
no dejes de ver el mundo como un espacio por compartir.”
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